Historia en fotos

28 abr 2009

Stabat Mater de G.B. Pergolesi, 2009

Coro de la Universidad del Claustro de Sor Juana invita:


EL "STABAT MATER"
ADRIANA DÍAZ ENCISO

Morboso es el que busca el dolor a toda costa, el que lo persigue para voluntariamente hundirse en él. Pero es cobarde y ciego el que pretende borrarlo de su existencia y le da la espalda, fingiendo que no está ahí. Quizá en el afán contemporáneo por vivir una vida imposible, donde toda fuente de dolor está abolida, está el origen de las acusaciones más superficiales contra la espiritualidad cristiana.
La doctrina cristiana no es una mórbida persecusión del dolor como moneda para ganar el cielo. Ilustra, por el contrario, el gesto compasivo de un dios que decide bajar del imperio indiferente del cielo para hermanarse con los mortales y volverse igual a ellos en la experiencia del dolor. No porque éste sea la meta, sino porque marca inevitablemente los pasos de la existencia humana y es difícil de tolerar en soledad. Dios, pues, baja a hacernos compañía y a sufrir con nosotros simplemente como consecuencia de su amor.
Es una concepción grandiosa, y si en los tiempos que corren nos cuesta tanto creer en lo divino, aceptemos al menos que es ésta una idea de lo sagrado gloriosa, por lo que tiene de generosa y humana. Quizá esto lo entendían mejor en la Edad Media, no necesariamente porque fuera una época oscurantista, sino porque entonces no había espejismos que prometieran una vida terrenal hecha de satisfacciones infinitas. La fugacidad y crueldad de la vida se entendían con un agudo sentido de realidad. Es imposible saber cómo era la experiencia del mundo de un individuo en el medioevo europeo, pero no es descabellado imaginar que entonces era más natural entender la identificación de Dios con el dolor humano como una relación de ida y vuelta.
De ahí el recuerdo ritual de la agonía de Cristo, pero también la devoción a esa figura enteramente humana que se convirtió en el crisol en que se funden el dolor divino y el del hombre: la Virgen María. Nada más humano, más cercano a nuestro corazón que la madre, el origen misterioso de vida, la que nutre, la que arrulla, y ningún símbolo del dolor más poderoso que el de la madre que ve a su hijo morir en la cruz. Venerarla era una forma de acompañarla en su pena, de devolverle a Dios, en la figura sufriente de su madre, el gesto compasivo y solidario que él había tenido al hacerse hombre y compartir el dolor nuestro.
Este es el tema central del Stabat Mater, secuencia católica del siglo XIII que ha sido atribuída tanto a Inocencio III como al franciscano Jacopone da Todi. La plegaria inicia con las palabras Stabat Mater dolorosa (o “estaba la madre sufriendo”), y es una de las composiciones literarias que más han inspirado a músicos de distintas épocas. Uno de ellos es Giovanni Battista Pergolesi.
Pergolesi nació en Jesi y estudió en el Conservatorio de Nápoles. Autor de una gran cantidad de música religiosa. En 1734 fue nombrado director del coro de la iglesia de Loreto, pero pronto tuvo que retirarse a Pozzuoli, enfermo de tubercolosis. Y es en este trance que escribe la música para el Stabat Mater, en 1736, considerada su mejor obra para coro y orquesta y una de sus últimas composiciones antes de su temprana muerte, a los 26 años de edad.
No se necesita ser creyente para ser sensible a la belleza detrás del drama que inspira el Stabat Mater, que involucra tanto al cielo como a la tierra. Por eso nos siguen conmoviendo sus palabras, cientos de años después, y la música que tantos compositores, como en este caso Pergolesi, han querido convertir en vehículo de comunión con la madre de Dios, con la madre del hombre.

Función de estreno
Auditorio Divino Narciso de la Universidad del Claustro de Sor Juana














Conciertos Centro Histórico






















Templo de Loreto
Viernes 3 de abril












Templo de La Enseñanza
Sábado 4 de abril


Concierto Iztapalapa
Concierto en el Santuario del Señor del Santo Sepulcro
Domingo 5 de abril
























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***Para contrataciones y mayores informes, escríbenos a: coroclaustrodesorjuana@hotmail.com

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